Dentro de los espectaculares casinos de Las Vegas, las máquinas tragamonedas están apagadas y los centros de apuestas deportivas permanecen en penumbras. En lo que debía ser el lunes de mayor actividad para los apostadores, no hubo un solo dólar que cambiara de manos.
No hubo apuestas sobre el campeonato nacional de básquetbol universitario, nadie apostó en Tiger Woods para ganar el Masters. Sin deportes no hay apuestas, así de sencillo.
Una de las muy pocas cosas que los apostadores deportivos más desesperados pudieron hacer es entrar a internet y encontrar un partido de tenis de mesa ruso.