Los jueces del Tribunal Colegiado de El Seibo dictaron sendas condenas de 20 y 15 años de prisión en contra de tres hombres que fueron acusados de incurrir en delitos sexuales en perjuicio de tres menores de edad.
La mayor condena de 20 años de prisión fue impuesta en contra de un abuelo paterno que fue hallado culpable de abusar sexualmente de su nieta de tres años de edad, luego que la procuradora fiscal Atahualpa Yucet de Salas presentara en su contra diferentes pruebas con las cuales demostró que cometió los hechos por los cuales fue procesado.
Mientras que en la otra audiencia la procuradora fiscal de esta demarcación, Kenia Alexandra Jiménez Lorenzo, solicitó y logró que fueran condenados a 15 años de prisión otros dos hombres acusados de abuso sexual, vecinos de sus dos víctimas de 11 y 12 años de edad.
El tribunal, presidido por la jueza Ramona Milagros Bermúdez Santana, ordenó que los imputados, cuyos nombres se omiten para proteger la identidad de las víctimas, cumplan sus respectivas condenas en la cárcel pública de El Seibo.`
En el caso del abuelo que abusó de su nieta, el Ministerio Público estableció en el expediente que la madre de la niña fue a buscarla a la casa de éste el 17 de septiembre del pasado año, ya que la menor le visitaba los fines de semana, y cuando llegó a su a casa, al bañarla, la niña no quería que la tocara por sus partes íntimas tras manifestar que le dolía.
Indicó que a raíz de esa situación la madre llevó a la infante al pediatra, quien la remitió a un médico legista para que le practicara la debida evaluación, por lo que ésta se dirigió a la Procuraduría Fiscal de El Seibo, donde se determinó que la niña había sido abusada sexualmente.
Mientras que la acusación presentada contra los vecinos que cometieron el abuso sexual en perjuicio de las dos menores, el organismo refiere que sometió a los acusados luego de recibir la denuncia por parte de un pariente de las dos víctimas, quien confesó que el 16 de octubre del pasado año, cuando sus sobrinas se dirigían a la escuela, ellas le comentaron que los hoy condenados la perseguían y que la espiaban donde quiera que iban.
Posteriormente, le confesaron que los acusados habían abusado sexualmente de ellas en varias ocasiones, tres de ellas cuando buscaban coco en fincas de los alrededores de su vivienda, a pesar de que se resistían al abuso sexual.