Muchos países deciden abandonar el voto electrónico

Tras implementar el sistema de votación se detectaron fallas en el conteo, poca transparencia y vulnerabilidades en el software utilizado en los equipos de votación

El voto electrónico (o automatizado, como se le llama ahora en República Dominicana) no siempre ofrece la garantías de transparencia y fiabilidad, junto con la rapidez del conteo, que sus defensores enarbolan a la hora de vender sus bondades.
La inseguridad del sistema de voto electrónico ha llevado a muchos países a rechazarlo, señalándose la posible intromisión en el voto y las dudas de la fiabilidad del recuento del mismo, lo que ha hecho que países como Australia no hayan utilizado el voto electrónico, y en España el voto electrónico se ha probado de manera esporádica desde 2004 hasta la fecha, pero nunca a nivel general.
Estados Unidos, India, Brasil, Venezuela, Bolivia y República Dominicana son de los únicos países que han utilizado el voto electrónico en la totalidad de su territorio, mientras que otros, como Francia, Argentina, Perú, México y Canadá utilizan este sistema en algunas zonas de esos países.
Y es que los sistemas digitales no necesariamente son seguros y siempre son susceptibles de ser intervenidos, ya sea mediante ataques dirigidos desde dentro del órgano electoral, como aparentemente sucedió en Bolivia en las últimas elecciones, o que estos ataques sucedan desde fuera, coordinados por piratas informáticos o hackers.
Esto, porque las máquinas de votación, en su gran mayoría, están diseñadas en base a un software llamado Código QR, y que no es más que, de acuerdo con Wikipedia, “un módulo para almacenar información en una matriz de puntos o en un código de barras bidimensional. La matriz se lee en el dispositivo móvil por un lector específico (lector de QR) y de forma inmediata nos lleva a una aplicación en internet y puede ser un mapa de localización, un correo electrónico, una página web o un perfil en una red social”.
Un panel de expertos holandeses formado a raiz de fraudes detectados en las elecciones de 2006 encontró que ni en la etapa de la emisión del voto electrónico el secreto del voto es seguro, ni el almacenamiento de la información de los votos emitidos es inviolable e inalterable, y aún cuando las máquinas de votación no estén conectadas a internet el inyectarles un software para manipular los votos es totalmente posible.
Es decir, la máquina de votación puede ser manipulada y los resultados redirigidos.
Es por esto que en la mayoría de los países que han intentado implementar el voto electrónico, y que luego lo ha rechazado, los actores políticos han planteado que el sistema diseñado cumpla con requisitos como 1) Auditabilidad: es decir, que todo el sistema y las instancias de la elección puedan ser controladas de manera transparente, 2) Privacidad: que el sistema garantice el secreto del voto, 3) Seguridad: que tenga las máximas condiciones de seguridad para evitar ataques externos o internos, 4) Equidad: que el uso de la tecnología no ofrezca ventajas para alguna fuerza política en particular, 5) Acesibilidad: que sea de uso simple y no genere confusión, 6) Confiablidad: que utilice altos estándares de calidad que eviten las fallas. Expertos señalan, por ejemplo que en el caso de la Auditabilidad se haga énfasis en el proceso de creación del sistema, a fin de que sea seguro desde el principio, y que arroje resultados creíbles en una eventual auditoría forense.
Al no cumplirse dichos requisitos, o al éstos ser vulnerados, muchos países han optado por prohibir el voto electrónico, mientras otros sí lo aplican de forma total, y parcialmente como forma de estudio para determinar su viabilidad.
Totalmente prohibido
Alemania: En el año 2005 se realizaron las primeras elecciones parlamentarias con voto electrónico, y en 2009, tras varios pleitos y denuncias judiciales la Corte Suprema de Alemania declaró inconstitucional la utilización de urnas electrónicas sobre la base de que el sistema no permite la fiscalización del proceso electoral por personas sin conocimientos técnicos.
Finlandia: En 2008, se realizó una prueba de voto electrónico, en tres municipios durante las elecciones municipales, pero debido a dificultades de los electores para votar la votación fue anulada. En 2010, el gobierno decidió no continuar de momento con la votación electrónica y en el 2016 un grupo de trabajo gubernamental recomendó que no se debe utilizar la votación, ya que la tecnología no tiene el nivel suficiente para cumplir con los requisitos de verificabilidad y de secreto electoral.
Holanda: En 1965 la legislación electoral de Holanda permitió su uso, pero en 2006 un equipo de investigadores desveló que el sistema de voto electrónico utilizado presentaba fallos de seguridad. A raíz de ello, en 2008 el gobierno holandés anunció oficialmente que volvía a los sistemas electorales basados en papel. Para evitar posibles ciberataques en las elecciones generales de marzo de 2017 la votación fue en papel, el escrutinio se hizo manual y la comunicación de los resultados fue por vía telefónica y no por computadora.
Irlanda: En las elecciones generales de 2002 se realizó la primera prueba con voto electrónico solamente en Dublín Norte, Dublín Oeste y Meta. En 2004 una comisión gubernamental determinó insuficiente seguridad y concluyó que no garantizaba la integridad de la elección. En 2012, el gobierno decidió deshacerse de 7500 máquinas electrónicas de votación por falta de fiabilidad.
Noruega: En las elecciones locales de 2011, se realizó una prueba en la que diez municipios pudieron votar mediante papel o voto por Internet. En 2013, en las elecciones parlamentarias, se realizó la segunda prueba con voto por Internet. En el 2014, el gobierno noruego dio por finalizados los ensayos de los sistemas de voto electrónico debido a la controversia política y también a que los ensayos realizados no impulsaron la participación entre los ciudadanos.
Reino Unido: Entre los años 2002 y 2007 el Reino Unido ha llevado a cabo más de treinta pruebas pilotos con diferentes sistemas de votación electrónica. En 2008, la Comisión Electoral declaró que con respecto a las pruebas realizadas la seguridad y garantías adoptadas eran insuficientes y determinó que no se continuaría con el voto electrónico. Ejemplo de ello es que en el referendo que se hizo en Gran Bretaña, y que decidió su salida de la Unión Europea, se usó papel y lápiz.
Kazajistán: En 2004, realizó sus primeras experiencias de voto electrónico en las elecciones parlamentarias. En 2005, en las elecciones realizadas en varios distritos de la ciudad de Taldykorgan se utilizó el sistema de voto electrónico denominado “Sailau”, pero ya el sistema era criticado. En 2011 la Comisión Electoral Central se abstuvo de usar el sistema de voto electrónico “Sailau”, ya que los electores expresaban sospechas sobre falsificaciones de los votos.
Francia: Debido al riesgo de ataques cibernéticos el Gobierno de Francia abandonó, en el 2017, los planes de usar el voto por Internet en las elecciones legislativas para los ciudadanos residentes en el extranjero. El voto electrónico no está permitido en el país, no se utilizó en las elecciones presidenciales de 2017 y no está previsto su uso en el futuro.
Más problemas detectados
En otros países que usan el voto automatizado en todos sus procesos electorales también se han detectado anomalías a la hora de contar, y se han detectado diferencias entre el resultado electrónico y el conteo manual de las boletas.
Es ya conocido el caso del exvicepresidente Al Gore, en Estados Unidos, que un juez tuvo que decidir la Presidencia del país luego que se denunciara que en un distrito de Florida se manipularon las máquinas para favorecer a George W. Bush.
En Bélgica, el voto electrónico se usa desde 1989. En el año 2014, en las elecciones al Parlamento Europeo, Regional y Federal, se usó un sistema de voto electrónico totalmente automatizado y verificable, pero un “fallo informático” obligó a anular 2,200 votos que representaba el 0,06% del total. En consecuencia, en Valonia el gobierno decidió no usar el voto electrónico.
En Estonia, durante las elecciones locales de 2017, el 31,7% de los votantes emitieron el voto electrónicamente. En noviembre de ese año investigadores checos descubrieron problemas de vulnerabilidad que afectaron a 750.000 certificados digitales.
En Venezuela, en el año 2012 se alcanzó la automatización completa del proceso en las elecciones nacionales, desde la autenticación biométrica del elector y activación de la urna electrónica hasta el recuento, transmisión, totalización y publicación de los resultados.
En 2013, en las elecciones presidenciales se denunciaron irregularidades en el proceso de votación electrónica y se reavivó el debate sobre la transparencia del sistema. Y tras las elecciones regionales de 2017, varios países, EE.UU., Canadá, Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú solicitaron una auditoría independiente del proceso electoral con el fin de aclarar la “controversia generada sobre los resultados”.
Países estudian implantarlo
En España se han realizado diversas experiencias piloto que se exponen a nivel de Comunidades Autónomas y Estado, como el País Vasco, Cataluña, Galicia, Valencia y Andalucía.
En Italia el 22 de octubre de 2017 tuvo lugar en la Lombardía un referéndum consultivo sobre la autonomía, para lo cual se utilizaron 24.000 máquinas de votación. Tras el referéndum, las máquinas de votación (una especie de tablets de considerable tamaño) se quedaron en los colegios para el uso por escolares.
Mientras que en Rusia, en las elecciones presidenciales de 2018 se instalaron unas 12.000 urnas electrónicas en 10.000 colegios para 35 millones de electores. Las urnas electrónicas escaneaban las papeletas electorales y contaban automáticamente los votos, la mayoría de los protocolos incluían el código QR. Las denuncias de fraude por parte de Vladimir Putin todavía resuenan.
Mientras que en junio de 2018 el Consejo Federal de Suiza determinó que el código fuente de los sistemas de votación debe publicarse antes de su primera puesta en servicio, a fin de fortalecer la confianza pública en los sistemas de votación electrónica y realizar las mejoras necesarias a tiempo en caso de que expertos externos encuentren fallas. Todavía el voto electrónico no se implementa en su totalidad.
Más dudas que certezas
El año pasado expertos holandeses hallaron que el sistema del voto electrónico ofrece más dudas que certezas. Señala que “cuando se usa el e-voting es más sencillo lanzar un gran ataque, un fraude de grandes proporciones, porque los mismos sistemas y el mismo software es usado a lo largo de todo un país”.
“Por el contrario, para manipular votos hechos con papel al modo tradicional, un atacante tendría que manipular muchos lugares de sufragio. Y eso nos lleva al tema de la cantidad de personas cometiendo fraude: en el caso del fraude electrónico, un pequeño grupo de atacantes pueden cambiar el curso de una elección, mientras que para lograrlo votando con boletas impresas, se precisan grupos más grandes”.
Y continúan diciendo que como ventaja está la rapidez para conocer el resultado, pero las bondades no van mucho más allá. “El proceso del voto electrónico es mucho menos transparente, especialmente para las personas que no saben de tecnología. Es preciso tener conocimientos avanzados de criptografía para que los votantes puedan probar que su voto fue tenido en cuenta en los resultados electorales de manera correcta, y que todos esos votos fueron contados como corresponde. Sólo un puñado de especialistas podrán saber esto, mientras que el resto de la población tendrá que confiar en un sistema que no conocen ni comprenden”, apuntan.
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