Las autoridades de Etiopía han elevado este viernes a más de 200 los civiles masacrados en un ataque ejecutado el miércoles contra una localidad situada en el estado etíope de Benishangul-Gumuz (oeste), escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias durante los últimos meses.
El director de la oficina de Comunicación de Bulen, Kasahun Adisu, ha indicado en declaraciones concedidas a la cadena de televisión británica BBC que un total de 207 personas fueron asesinadas, si bien ha alertado de que aún hay desaparecidos y que las tareas de búsqueda continúan activas en la zona.
Kasahun ha señalado que las víctimas pertenecían a las comunidades amhara, oromo, shinasha y agaw, antes de agregar que fueron asesinadas con cuchillos, armas de fuego y flechas. Los funerales de las víctimas tuvieron lugar el jueves.
Asimismo, el director de Comunicaciones de Benishangul-Gumuz, Melese Beyene, ha confirmado que la cifra de muertos es «muy alta». «Estoy profundamente entristecido por el tratamiento inhumano a nuestro pueblo», ha manifestado.
El nuevo balance de las autoridades etíopes llega después de que la organización no gubernamental Amnistía Internacional hablara de al menos cien muertos en la aldea de Bekuji Kebelle. Los asaltantes incidiaron viviendas, provocando «cientos de desplazados», tal y como han relatado testigos citados por el diario ‘Addis Standard’.
El primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, anunció el jueves el despliegue de fuerzas en la zona de Metekel, donde se encuentra la aldea, tras lo que las autoridades desvelaron la muerte de 42 presuntos implicados en el ataque, a los que describieron como «elementos contrarios a la paz».
El ataque fue perpetrado un día después de que el primer ministro realizara una visita a Benishangul-Gumuz para abordar el repunte de las tensiones. Así, destacó que Adís Abeba trabaja con las autoridades locales para encontrar soluciones a estos problemas.
Benishangul-Gumuz, situado a lo largo de la frontera entre Etiopía y Sudán, ha sido escenario de sangrientos episodios de violencia étnica en los últimos meses, algunos de los cuales han sido achacados al Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) y a grupos armados supuestamente apoyados desde Tigray.
Las autoridades federales etíopes anunciaron a finales de noviembre el fin de la ofensiva en Tigray, iniciada el 4 de noviembre por orden de Abiy tras un ataque ejecutado por el TPLF, que gobernaba en la región, contra una importante base del Ejército en la capital regional, Mekelle.
La escalada bélica ha sido la culminación de un pulso que comenzó con la llegada al poder de Abiy, como primer oromo jefe de Gobierno. El TPLF fue el partido fuerte dentro de la coalición que gobernó Etiopía desde 1991, el Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), sustentada en las etnias.