El plan puesto en marcha esta semana por el presidente Abinader para recuperar los dineros que el país ha perdido en manos de los desfalcadores, es un paso que no solamente acopiará recursos para las necesidades, sino que advierte el peligro al liderazgo político.
Los líderes políticos saben que los dirigentes de sus partidos van al Estado a lucrarse desde el mismo momento en que piden a la candidatura triunfante las posiciones mejor rentadas, las que tienen autonomía de presupuesto y las que dejan pasar la corrupción.
Con su determinación el presidente Abinader da un golpe político y de gobierno, algo esperado por el público que en general con sus salarios deprimidos ha visto a los jerarcas administrativos enriquecerse sin que haya ninguna consecuencia.
La lección que deja la condena que hizo el juez Vargas contra el grupo de 11 acusados de corrupción, enviados a prisión casi todos, advierte a los políticos que están en el poder y a los que aspiran para próximos torneos electorales lo que les pudiera ocurrir.
Los cínicos dirán que volverán y volverán a robar del erario como fueron los numerosos casos que presentó ante el tribunal la magistrada Yeni Berenice Reynoso, algunas de las cuales eran increíbles y otras, como las comilonas del director de OISOE, ridículas.
El mandar a la cárcel en medida de coerción a dos hermanos del presidente Medina, Alexis y Carmen Magalys, se asesta un duro golpe a esa familia de San Juan de la Maguana, tenida como muy honrada y demuele las verdades del ex presidente y su futuro en la política.
El ex presidente se esforzó en defender a sus hermanos a poco de su arresto, dándole connotación política a los acontecimientos del pasado 29 de noviembre, cuando en una acción sincronizada en horas de la madrugada comenzaron allanamientos y arrestos.