Con muchas menos filas que la primera vez, los chilenos iniciaron este jueves el segundo retiro de sus fondos de ahorros para las pensiones como medida extrema para atravesar los estragos económicos que ha causado la pandemia de COVID-19.
Pagar deudas, realizar compras básicas como comida o subsistir ante al desempleo son las finalidades prioritarias para las que se dedicará el dinero, constató The Associated Press entre las personas que hacían fila en las administradoras de fondos de pensiones (AFP) del centro de Santiago.
“Pan para hoy pero hambre para mañana”, fue la rase que para muchos resume la angustiante necesidad de recurrir a los ahorros destinados a la jubilación para aliviar el presente.
Quizás antes iba a percibir 100,000 pesos mensuales (136 dólares) y ahora 99,000 (134 dólares), afirmó a AP Marcelo Fernández, un auditor de 43 años, al referir que las pensiones chilenas son tan bajas que este retiro no va a marcar una gran diferencia.
Al mediodía del primer día de retiro ya habían presentado la solicitud más de un millón de personas del universo de casi nueve millones que cumplían los requisitos para realizarlo.
“El gobierno no ha ayudado a las familias, la ayuda ha sido particularmente de las personas, le incorporan impuestos a ciertas rentas, no saben que esas personas pueden ayudar a familias que han caído en desgracia”, señaló Fernández.
“Después qué va a pasar, quizá se van a terminar las AFP, la plata quién sabe si se la van a llevar, prefiero gastarla ahora ayudando a la familia y después ya se verá”, agregó el hombre cuyo primer retiro lo usó para pagar deudas.
Según el gobierno durante la pandemia se entregaron ayudas que alcanzaron a 14 millones de chilenos. Pero las críticas han sido transversales y tanto la oposición como algunas figuras del oficialismo las han tildado de insuficientes.
Los chilenos que opten por este beneficio podrán retirar montos de un mínimo de 1,300 y un máximo de 5,700 dólares, pero en esta segunda ocasión quienes tengan ingresos mensuales superiores a los 2,000 dólares mensuales deberán pagar un tributo en su declaración de renta de 2021.
“La urgencia es ahora con todo este tema del COVID, si bien es cierto que es un ahorro para el futuro cuando uno está en la edad de la vejez”, señaló Fernando Braún Moyano, también de 43 años, quien reconoció que aunque puede dar miedo el futuro el ahora se impone con más fuerza. “Uno a lo mejor puede reponer esa plata con el tiempo, aunque lo veo difícil”.
“Van a ser más bajas (las pensiones) pero en realidad no baja tanto”, agregó. “Como ya son malas, un poco más malas tampoco afecta mucho”.
Con el primer retiro casi dos millones de personas se quedaron sin fondos para sus pensiones.
“Nos permite estar un poco mejor porque la situación está sumamente mala”, explicó Viviana González, de 56 años y guardia de seguridad. “Uno que no hay trabajo, otra que estamos sin sueldo y tenemos que salir adelante, tenemos familia”, agregó la mujer que dedicará el dinero para abastecer de comida a su familia.
Durante la pandemia 1.8 millones de personas perdieron su trabajo y otras 800,000 vieron suspendidos sus contratos laborales y sobrevivieron con sus ahorros de cesantía. Se estima que al menos otro millón quedó sin ingresos al no poder ejercer sus actividades informales. En los últimos meses el gobierno confirmó que se recuperaron 300,000 empleos.
Si ahora las pensiones no son buenas en el futuro van a ser peor, mucho futuro no tiene”, dijo el ama de casa Evelyn Conejeros, de 32 años. “¨Prefiero ir ahorrando yo mi propia plata para el futuro”.
El sistema de pensiones de Chile fue impuesto hace 40 años por la dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990) y se basa en la capitalización del ahorro individual, que entrega bajas jubilaciones a la inmensa mayoría de los chilenos.
Las pensiones chilenas se encuentran en muchos casos por debajo del salario mínimo que en la actualidad es de alrededor de 440 dólares. No es infrecuente encontrar a personas que reciben menos de 200 dólares mensuales de pensión en un país con un alto costo de vida.