«Cuando salí vi al chofer muerto detrás del volante y Malala todavía estaba viva, pero bañada en sangre. La sostuve y murió en mis brazos. Vi cómo se escapaba su vida frente a mis ojos».
La hermana mayor de Hamad era Malala Maiwand, una presentadora de televisión de 26 años, a quien mataron de un disparo el 10 de diciembre frente a su casa, en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán.
Malala es una de las víctimas recientes de una nueva ola de asesinatos selectivos de periodistas y activistas en todo el país.
Poco antes de su asesinato, Malala había acudido a su hermano menor Hamad y le había dicho, con la confianza por la que era famosa, que debería estar preparado para asumir más responsabilidades, porque sentía que ella era «un blanco».