Un nuevo estudio observacional internacional proporciona datos importantes sobre la seguridad de la cirugía de cáncer de cabeza y cuello durante la pandemia de COVID-19, según publican los investigadores en la edición en línea de ‘CANCER’, la revista revisada por pares de la American Cancer Society.
El estudio es parte de la ‘COVIDSurg Collaborative’, una iniciativa para describir las prácticas quirúrgicas durante el período inicial de la pandemia, cuando muchos hospitales tenían una capacidad limitada y cuando no estaba claro si era más seguro retrasar o continuar los tratamientos contra el cáncer en el hospital.
«Los problemas fueron particularmente agudos en la cirugía de cáncer de cabeza y cuello porque, en muchos casos, la curación depende de la cirugía, pero existía una gran preocupación por la propagación de la infección por procedimientos que generan aerosoles en las vías respiratorias», recuerda el autor correspondiente Richard J. Shaw, del Centro de Investigación del Cáncer de la Universidad de Liverpool, en el Reino Unido.
El profesor Shaw y sus colegas de la ‘COVIDSurg Collaborative’ examinaron información sobre 1.137 pacientes con cáncer de cabeza y cuello sometidos a cirugía potencialmente curativa en 26 países. Los sitios más comunes fueron la cavidad oral (38 por ciento) y la tiroides (21 por ciento).
La tasa de muerte dentro de los 30 días posteriores a la cirugía fue del 1,2 por ciento, una tasa que normalmente se esperaría en esta población de pacientes sin una pandemia. Además, 29 (3 por ciento) pacientes dieron positivo por COVID-19 dentro de los 30 días posteriores a la cirugía de los cuales 13 (44,8 por ciento) desarrollaron complicaciones respiratorias graves y tres (10,9 por ciento) murieron.
Según el profesor Shaw, los médicos ahora saben que estos riesgos se pueden minimizar con precauciones como las pruebas del personal, las medidas de control de infecciones y la vacunación.
Los pacientes tenían más probabilidades de dar positivo en la prueba de COVID-19 cuando vivían en comunidades con altos niveles del virus, cuando tenían tumores orales y cuando recibieron una traqueotomía (una abertura creada en el cuello para facilitar la colocación de un tubo en tráquea).
«El consenso inicial fue que la cirugía de cabeza y cuello era muy riesgosa para los pacientes, en particular para los pacientes de edad avanzada o menos en forma, o para aquellos que requerían procedimientos complejos o cirugía reconstructiva –dice el profesor Shaw–. Nuestros datos son tranquilizadores en este sentido, y muestran que no hay riesgo adicional de COVID-19 para estos grupos».
Los investigadores señalaron que los conocimientos del estudio son especialmente importantes ahora, ya que muchas regiones están experimentando una segunda ola de propagación de COVID-19.
«Los datos de ‘COVIDSurg Collaborative’ han aclarado las medidas necesarias para que la cirugía del cáncer sea segura y fundamental, para informar las prioridades tanto para los pacientes como para los sistemas sanitarios –el profesor Shaw–. Para los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, los tumores presentan una amenaza para la vida mucho mayor que el riesgo de desarrollar COVID-19, suponiendo que se tomen precauciones».