El presidente de Haití, Jovenel Moise rechazó hoy abandonar el poder y llamó a la oposición a unirse para realizar reformas efectivas para el país.
Moise pidió un diálogo para construir la nueva Constitución y celebrar elecciones. «Me quedan 364 días en el poder, no habrá transición», afirmó el jefe de Estado cuyo periodo de mandato es objeto de una amplia polémica.
En un nuevo discurso en sus redes sociales, el tercero en menos de una semana, el gobernante requirió a la oposición sentarse juntos «para dar otro rumbo al país».
La actual carta magna es fuente de inestabilidad y división que impide el desarrollo de la nación, dijo el gobernante, al reiterar que la consulta popular para su modificación está prevista para el 25 de abril.
En su alocución de una hora, hizo un balance de sus cuatro años de gestión y reconoció que no pudo estabilizar el país, no obstante culpó a la «mafia criminal dentro del Estado», y a los «oligarcas corruptos».
«El balance más importante del país lo considero un fracaso. Se trata de la estabilidad. Desde que llegué al poder, el país nunca ha sido estable», admitió el mandatario.
Masivas protestas
En los últimos tres años, Moise se enfrentó a masivas protestas antigubernamentales que pedían su renuncia, y lo acusaban de mala gestión y corrupción.
Durante varias semanas, la oposición logró paralizar la capital y otras ciudades con la operación Peyi Lok (país bloqueado), que sumó a la mayoría de los gremios del país.
Afirman mandato concluyó este domingo
Ahora las fuerzas contestatarias, abogados, líderes religiosos, organizaciones sociales y el Consejo Superior de Poder Judicial, estiman que su mandato concluyó hoy, de acuerdo a disposiciones constitucionales, y le reclamaron una salida ordenada.
En la capital y otras urbes como Cabo Haitiano y Gonaives cientos de manifestantes salieron a las calles para presionar al mandatario que este domingo denunció un complot del golpe de Estado y un intento de magnicidio.
Por este archivo la policía apresó a 23 presuntos cómplices entre los que figura el juez de Casación, Ivickel Dabrésil, una inspectora policial y un agrónomo.