Desde que los dominicanos conocieron que estaba a la aprobación del Congreso un fideicomiso para administrar la termoeléctrica Punta Catalina, los demonios se desataron y el tema pasó a ser centro de las polémicas de hoy.
Tal y como expresó el destacado comunicador Rafael Chaljub con respecto al asunto, «ha sido el acto de gobierno más controversial, más conflictivo y que mayor rechazo ha recibido en el año y medio de gestión del presidente Luis Abinader».
No es para menos, es poner una de las principales industrias del Estado en manos de personas jurídicas para que la administren durante 30 años en un contrato de fideicomiso, es decir encargar a un tercero el manejo de un bien público.
Pero los funcionarios del gobierno, e incluso el presidente, han repetido una y otra vez que con el acuerdo no pasan ese bien a manos privadas, sino que le dan a la Fiduciaria Reservas la potestad de administración, una entidad del emblemático banco estatal Banreservas.
Sin embargo, las críticas llueven y los llamados a Abinader para que dé marcha atrás al proyecto se multiplican, pues no pocas organizaciones políticas y sociales están en contra de esa decisión aunque sea por la variante planteada y por tiempo determinado, «no ven la necesidad».