Las principales fuerzas políticas de Haití se dieron un plazo de dos semanas a mediados de mayo para llegar a un acuerdo con vistas a estabilizar la nación y brindar soluciones a la profunda crisis que la afecta, pero el silencio es la única respuesta.
La crisis de Haití no es nueva, ya pasó por décadas de inestabilidad política, intervención militar extranjera, desastres naturales, masivos ciclos de protestas, inseguridad y recientemente un magnicidio, y aunque los sectores coinciden que urge un acuerdo nacional, el consenso aún es letra muerta.
Tanto el Gobierno como la oposición proponen diversas maneras para solucionar la situación actual, algo que marca a la política nacional desde la caída de la férrea dictadura de Jean Claude Duvalier en 1986.
Si para el primer ministro Ariel Henry -nombrado solo dos días antes del asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, y sobre quien pesan sospechas de implicación-, la solución pasa por elecciones, para su principal fuerza contraria, los firmantes del
Acuerdo Montana, es necesaria una transición de al menos dos años.
Esto y cómo debe estar encabezado el Gobierno son dos de los desacuerdos entre estas franjas que se reparten las principales plataformas políticas del país.