- Cada dos horas, una mujer es asesinada por razones de género en la región. La educación temprana e inculcar valores como el respeto, la empatía y la equidad son clave.
“Yo lo sufrí en carne propia, escuchaba a mis niños decir ‘mi papito le ganó a mi mamita’ y mi hijo más grande le decía: ‘¿por qué le ganó papito a mamita?’ ‘Porque él le sangró a mamita y mamita no lo hizo a él’. Yo pensaba que lo tenía que perdonar hasta que la muerte nos separe”, relató Ana Alicia, una emprendedora guatemalteca que sobrevivió a años de abusos y logró romper el círculo de violencia intrafamiliar.
Como su historia, hay miles en América Latina, una región donde cada dos horas una mujer es asesinada por razones de género, de acuerdo con el informe Datos y cifras: violencia contra las mujeres, presentado recientemente por la Organización de las Naciones Unidad (ONU Mujeres, 2024).
La violencia basada en género (VBG) es la violación de derechos humanos más frecuente y generalizada en el mundo. Se estima que casi una de cada tres mujeres (736 millones) ha sido víctima de violencia física o sexual al menos una vez en su vida, y una de cada ocho mujeres entre 15 y 49 años sufrió violencia en la pareja en el 2023, según datos del mencionado informe.
Esta realidad, que afecta a millones de mujeres y niñas en el mundo, requiere no sólo de medidas legales y educativas, sino una transformación profunda en los patrones culturales y tradicionales de género. Es aquí donde las nuevas masculinidades ofrecen una oportunidad única para abordar el problema desde su raíz.
¿Qué son las nuevas masculinidades?
Las nuevas masculinidades se refieren a las prácticas que proponen formas de vivir la masculinidad alejadas de los modelos tradicionales, ofreciendo alternativas que cuestionan y transforman las normas establecidas sobre lo que significa ser hombre, promoviendo relaciones más cooperativas y equitativas. Mientras que las masculinidades tradicionales o hegemónicas son comportamientos y actitudes de los hombres que responden a mandatos patriarcales, a un sistema de creencias tradicionales.
A partir de estas desigualdades, la violencia actúa como un vehículo de control que busca subordinar a las mujeres a través de diversas manifestaciones, como la violencia física, económica, patrimonial, sexual y psicológica.
Asimismo, la masculinidad hegemónica se relaciona con la seguridad, el rol de proveedor, protector, la toma de decisiones sin mostrar emociones y la asertividad. “Si en la teoría es el hombre quien provee y es la mujer quien recibe, ahí se ve claro esa dicotomía, esa divergencia entre el poder versus el no poder, el poder versus la subordinación. Y eso tiene consecuencias muy negativas para ambos géneros”, explicó Tomas González Bergez, gerente de género de Pro Mujer, durante su participación en el podcast Voces por la Igualdad (ep. 3 VBG y Nuevas Masculinidades).
La VBG tiene sus raíces en las masculinidades hegemónicas, que establecen normas rígidas de dominación, control y poder. Cabe mencionar, que el impacto de estas normas no solo afecta a las mujeres, sino también a los hombres, quienes enfrentan presiones para cumplir con estos mandatos patriarcales.
Mientras que, las nuevas masculinidades se enfocan en compartir responsabilidades en el hogar, velar por la igualdad de acceso a oportunidades y mejorar la comunicación, dejando atrás modelos dominantes que perpetúan las desigualdades.
Su rol transformador
Adoptar nuevas masculinidades implica un cambio de paradigma. Según Denilson Mehujael, vocero de la campaña de Nuevas Masculinidades del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Honduras, este enfoque invita a los hombres a asumir roles más activos en el hogar, compartir responsabilidades y rechazar la violencia como una expresión de poder.
Para lograrlo, es necesario hacer énfasis en la educación temprana. Enseñar a niños y niñas valores como el respeto, la empatía y la equidad puede prevenir futuros comportamientos violentos. “La educación desde la infancia es el primer paso y el más importante para construir comportamientos igualitarios”, señaló Mehujael durante su intervención en el podcast.
En contextos rurales de América Latina, las normas tradicionales siguen siendo la regla. “El hombre es el que sale a trabajar, el que busca las oportunidades y la mujer es la que se encarga únicamente de la crianza de sus hijos”, relató el vocero de la ONU. Este modelo perpetúa desigualdades económicas y emocionales que afectan a ambos géneros. Sin embargo, promover la corresponsabilidad en el hogar puede romper estos ciclos.
De allí, la importancia de involucrar a los hombres en el tema de los cuidados del hogar, puesto que asumir responsabilidades emocionales y domésticas ayuda a construir relaciones más equitativas. Mehujael señala que “cuando empezamos a abordar este tema como hombres, asumimos una responsabilidad, porque estamos hablando de privilegios que nos han sido otorgados simplemente por nuestro género. No tuvimos que esforzarnos ni luchar por ellos; son privilegios que heredamos al nacer hombres, que la sociedad nos concede automáticamente, aunque nunca los hayamos pedido. Reconocer esto es el primer paso para cuestionar y transformar esas dinámicas.”
Comenzar a trabajar en ello, no sólo libera a las mujeres de cargas desproporcionadas, sino que también permite a los hombres experimentar relaciones familiares más plenas y conectadas.
El cambio hacia nuevas masculinidades no es solo un objetivo ético, sino una necesidad práctica para construir sociedades más igualitarias y libres de violencia. Este enfoque no busca imponer nuevos roles, sino liberar a las mujeres y los hombres de las expectativas opresivas que los limitan.
La erradicación de la VBG es posible, pero requiere un compromiso colectivo. Cada reflexión, cada acción y cada conversación sobre nuevas masculinidades son pasos hacia un futuro donde todas y todos puedan vivir con dignidad, respeto y libertad.
Sobre Pro Mujer
Pro mujer es una organización que desde hace más de 34 años brinda servicios y herramientas a las mujeres en América Latina para que puedan alcanzar su máximo potencial, mejorar sus condiciones de vida y transformarse en agentes de cambio para sus comunidades. Opera a través de un modelo holístico e integral que busca ampliar el acceso de las mujeres de la región a los servicios de salud, aumentar su inclusión financiera y brindarles oportunidades de capacitación.
El trabajo de Pro Mujer está estrechamente alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y ofrece resultados tangibles en ocho ODS: 1, 3, 4, 5, 8, 10, 11 y 16.
Más información en www.promujer.org
Sobre Voces por la Igualdad:
Voces por la Igualdad es un podcast de Pro Mujer para celebrar las conquistas, analizar los retos y trazar caminos para cerrar las brechas, que aún limitan el potencial de las mujeres de América Latina.
Más información: https://open.spotify.com/show/2YhzAt5N0Colm52kwoxHuV?si=e11aac99801c410c