Estados Unidos comenzó a aplicar el viernes sanciones arancelarias a productos importados de la Unión Europea, lo que provocó la ira de Bruselas, que amenaza con tomar represalias, intensificando la perspectiva de un aumento de las tensiones comerciales transatlánticas.
Los aranceles sobre productos europeos que suman 7.500 millones de dólares, entre los que se incluyen aviones, vinos y whisky, entraron en vigor a las 00H01 de Washington (04H01 GMT).
La medida contra Bruselas se suma al conflicto que Estados Unidos mantiene con China y puede desestabilizar aún más a la economía mundial.
“Lamentando” esta decisión, la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmstrom, afirmó que “no nos deja otra opción que seguir adelante a su debido tiempo con nuestros propios aranceles”.
Castigada por los estadounidenses por subvencionar al fabricante aeronáutico europeo Airbus, la UE podría ser autorizada el año próximo por la Organización Mundial del Comercio (OMC) a imponer aranceles a productos de Estados Unidos por las subvenciones que Washington habría dado a su competidora, Boeing.
En la mira de Washington están aviones civiles de Reino Unido, Francia, Alemania y España –países asociados en Airbus– que ahora costarán un 10% más cuando los importe Estados Unidos.
Pero los aranceles afectan también a productos como los vinos de Francia, España y Alemania, que en adelante pagarán un arancel del 25% para entrar al mercado estadounidense.
Solo unas horas antes de la vigencia de los aranceles, el ministro francés Le Maire había advertido a Estados Unidos de que se exponía a severas repercusiones.
“Estas decisiones podrían tener negativas consecuencias tanto desde el punto vista económico como político”, advirtió.
También remarcó que Estados Unidos abrió otro frente de confrontación comercial e instó a encontrar una solución.
En momentos en que el mundo crece menos “nuestra responsabilidad es hacer lo posible para evitar esta clase de conflictos”, dijo Le Maire.
Funcionarios de la UE habían ofrecido en julio una tregua en los subsidios a la aviación; una práctica a la que recurrieron tanto Washington como Bruselas. Esos subsidios generaron un conflicto entre las partes que dura ya 15 años.
Los aranceles entraron en vigor solo unos días después de que Estados Unidos recibió formalmente la luz verde de la OMC.
El miércoles, Trump afirmó que los europeos no juegan limpio en el comercio con Estados Unidos pero decía estar abierto a discutir un acuerdo.
Autos en la mira
El mayor temor de Bruselas es que Trump imponga pesados aranceles a las importaciones de automóviles europeos desde mediados de noviembre.
Eso sería un golpe fatal, especialmente para el sector automotor alemán, pese a que gigantes como Volkswagen y BMW también fabrican vehículos en Estados Unidos.
“Es muy difícil para nuestros productos entrar” en Europa mientras que para los europeos es muy fácil exportar a Estados Unidos, dijo Trump.
La larga batalla entre Airbus y Boeing es apenas una de las muchas tensiones transatlánticas que se agudizaron desde que Trump entró a la Casa Blanca en 2017.
Trump emprendió una política proteccionista que se hizo ver rápidamente en la imposición de aranceles al acero y al aluminio importado por Estados Unidos desde la UE y otros aliados. Simultáneamente, Trump agitó la bandera de gravar los autos importados.
Firmas europeas muy diversas, como vinerías, aceituneros españoles, fabricantes alemanes de herramientas o productores de whisky escocés, han clamado por lograr que Washington se quitase los aranceles de la cabeza.
El presidente de Estados Unidos y el de la Comisión Europea, Jean Claude Junker, pactaron en julio del año pasado un alto el fuego en el conflicto para emprender negociaciones que no llegaron a nada.
La batalla entre Boeing y Airbus en la OMC comenzó en 2004 cuando Washington acusó a Gran Bretaña, Alemania, Francia y España de verter subsidios indebidos para sostener la producción de Airbus. AFP/por Anna Cuenca