Duplicar el salario mínimo para sacar a millones de estadounidenses de la pobreza. La ambiciosa propuesta de Joe Biden, que ya está en el escritorio de los legisladores, podría resultar en una revolución social para los más pobres de Estados Unidos, un país con flagrantes disparidades socioeconómicas.
Aunque muy popular entre la población -incluso en las filas de los republicanos- y apoyada durante más de una década por los sindicatos, la iniciativa ha chocado con la oposición de los republicanos bajo la presión de los lobbies de las empresas que rechazan los costes adicionales.
«Incluso antes de la pandemia, el salario mínimo federal de 7,25 dólares (por hora) era económica y moralmente indefendible», dijo el legislador demócrata por Virginia Bobby Scott al presentar el proyecto de ley.
Esto no ha cambiado ni un ápice desde el 24 de julio de 2009.
«Este no es un ideal radical», dijo Bernie Sanders, excandidato presidencial, que calificó los 7,25 de dólares como «salarios de hambre».
«En el país más rico del mundo, cuando trabajas 40 horas a la semana, no debes vivir en la pobreza», insistió el senador por Vermont que impulsa el proyecto y espera convencer a los escépticos.