Muchos dominicanos la llaman “Tatica”, otros “la de Higüey ”, pero sin importar que apelativo cariñoso se le pueda asignar, la Virgen de la Altagracia es considerada la madre protectora y espiritual del pueblo dominicano.
La Virgen de la Altagracia o Nuestra Señora de la Altagracia fue proclamada en el siglo XVI durante la época colonial, mientras que en República Dominicana el Monseñor Arturo de Meriño, entonces arzobispo de Santo Domingo fue quien pidió a la Santa Sede que fuese establecido como festividad el 21 de enero.
Sin embargo, fue durante el gobierno de Horacio Vásquez que el pedimento se aprobó y el referido día se declaró oficialmente no laborable y de fiesta en todo el territorio nacional.
Isaac Samaniego, sacerdote de la Parroquia Misericordia Divina, en Los Alcarrizos explica que “la Virgen de Altagracia recuerda que por ella recibimos la mayor gracia que es tener a Jesucristo nuestro señor. Ella como madre continúa su misión de mediadora unida inseparable a su hijo”.
El párroco describe según las escrituras porque se le llama Altagracia y cita que “en el evangelio de Lucas 1, 28 podemos constatar que el Ángel Gabriel enviado por Dios le dijo a la virgen: Alégrate, llena de gracia el señor está contigo”.